Sólo John Cheveer podía tratar estos grandes temas con la ironía, la sencilla elocuencia, y divertido humor que convierte a Falconer en una magnífica obra de la imaginación moral.
Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para mejorar su experiencia de navegación. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Más información