Los cuentos de John Cheever son el testimonio literario esencial de la clase media estadounidense de los años cincuenta y sesenta. Conocido como «el Chéjov de los suburbios», retrató con maestría la vida en las zonas residenciales a las afueras de las grandes ciudades. En ese escenario de aparente éxito y felicidad, supo descubrir la belleza y el drama cotidiano de familias marcadas por la frustración, el deseo y el tedio, componiendo un retrato profundo del alma humana que trasciende el tiempo y las fronteras. Muestra de ello son sus tres cuentos más emblemáticos: «El nadador», retrato onírico de un hombre a la deriva, «Adiós hermano mío», una obra maestra que explora la tensión entre dos hermanos con visiones opuestas de la vida, y «El marido rural», novela en miniatura según Nabokov cuyo protagonista sobrevive a un accidente de avión y vuelve a casa ante la indiferencia total de su familia. Tres relatos que siempre acompañarán al lector, alumbrados por el trazo acuático y evocador del ilustrador Pau Gasol Valls.