A los cuervos les gustan las historias, al fin y al cabo son descendientes de Pensamiento y Memoria, compañeros de Odín. Y muchos son los nombres que reciben los grajos cuando vuelan juntos: parroquia, parlamento o narrativa.
La historia de William Bellman -que mató un grajo a los 10 años- trata de los sueños de la infancia, la superación personal y profesional, y la batalla contra el tiempo y la muerte, que estamos destinados a perder. ¿En qué se diferencia un grajo de un hombre de luto? ¿Y una sombra de un recuerdo?
Will vivió de la manera más eficaz, logrando toda suerte de éxitos, hasta que el misterioso caballero de negro, comenzó a aparecer coincidiendo con terribles pérdidas y con vértigos, que sólo podía superar afanándose a tareas.
¿Para qué vivir una vida de trabajo y más trabajo? Una vida consagrada al olvido. No hay futuro sin recuerdos, por eso el mensaje es claro y lo mandan los cuervos con sus danzas: ¡Recuerda! No te olvidarás de este libro.