El título responde a un ajuste de cuentas con la vida y acaso el desamor. La poesía se transforma aquí, no en arma cargada de futuro, sino en una dulce e inteligente venganza, en un discurso que, sin resentimitno ni acritudes, emplea una ironía, una irónica elegancia para lavar los trapos sucios de la vida.
Para ello, la autora, desde un tono coloquial, rabiosamente cotidiano, fresco, vitalisma, joven, no infantil, sino experto, la opeta nos invita a viajar por el laberinto íntimo de una vida aparentemente sencilla, corriente, y sin embargo, marcada por un amor y un desgarro.
"Coma idílico" es también un poemario de complicidades, de guiños, de citas cultas, emocionales y vitales; culta orque saluda de paso a Neruda y toma café algunas tardes con las viejas canciones de Serrat; emocionales porque el libro está sembrado de fragmentos de vida propia; vitales porque a un libro como éste, si algo le sobra, es vida, vida a borbotones.
