Inglaterra, 1932. Olivia cumple 17 años y es invitada a su primer baile. Un rito de paso y una emocionante aventura que para cualquier joven de la época era fundamental.
Un diario para sus pensamientos íntimos, un billete de 10 chelines y un retazo de tela de seda roja para su primer vestido de noche. Éstos son los regalos que Olivia recibe al cumplir 17 años. Comienza entonces a soñar con su primer baile, a anticiparlo: será un acontecimiento maravilloso, el más importante de su limitada vida social, se dice. Pero también siente algo de miedo: se encuentra entre la expectación y la incertidumbre. Para su hermana Kate, ese esperado baile será, sin duda, un triunfo, pero ¿cómo lo vivirá la tímida Olivia? Como en los mejores cuentos de Katherine Mansfield, en los relatos «dublineses» de Joyce, en las novelas de Virginia Woolf… hay algo de atemporal (esa cualidad eterna que convierte en sublimes los más pequeños detalles) en el mundo descrito por Lehmann.
