Antes del éxito internacional de "Toda una vida", Robert Seethaler había escrito "El vendedor de tabaco". En la tradición del clásicos del género como "Reencuentro", de Fred Ulhman, y "El lector", de Bernhard Schlink, Seethaler nos sorprende una vez más con la concisión y la elegancia que lo caracterizan.
En agosto de 1937, el joven Franz Huchel abandona las idílicas montañas de Austria por las bulliciosas calles de Viena y el estanco de Otto Tresniek, un hombre benévolo pero algo mordaz. En el quisco de Tresniek, donde se encuentran las clases populares y la burguesía judía de la Viena de los años treinta, Frank Huchel empezará su aprendizaje vital.
Si bien la lectura asidua de la prensa y los rumores sobre el ascenso del nacionasocialismo lo educan políticamente, su conocimiento de la vida sigue siendo insuficiente. Por eso, sin saber aq uién pedir consejo sobre Anezka, la joven de quien está enamorado, Franz buscará el asesoramiento del «doctor de los locos», el mismísimo Sigmund Freud, cliente del estanco y gran fumador de puros, que vive a dos calles del puesto. Aunque viejo y cansado, el profesor cederá ente el tenaz interés mostrado por este jovial y curioso chico de peblo. Pero los tiempos son inciertos y, en marzo de 1938, el Anschluss pondra fin de forma brutal al aprendizaje de Franz y a su relación con el prestigiosos doctor. Otto Tresniek, poco dispuesto a boicotear a su clientela judía, se convierte en la diana de la Gestapo.
El humor vienés que desprenden Otto Tresniek y Sigmund Freud es la respuesta a la desesperación de una sociedad desorientada. En "El vendedor de tabaco", Robert Seethaler confirma su enorme talento como escritor, capaz de emocionar con la sobriedad y la belleza de su prosa.