Esta novela, de final inesperado y sorprendente, explora con delicadeza y sutil lirismo los trece años de conviviencia entre una madre y su hija, y posee la precisión y la belleza simbólica de las mejores páginas de Joyce Carol Oates y un eco de la más terrenal Virgina Woolf.
Una familia cualquiera se despierta tarde, la mañana del día de Navidad, y olvida abrir los regalos que hay bajo el árbol. La familia la forman Holly, la madre, una poeta que dejó de escribir y desde entonces se ve impelida, cada cierto tiempo, a hacerlo; Eric, el padre, que siempre tiende a pensar más en los demás que en sí mismo, y Tatiana, la hija, que atraviesa una adolescencia complicada y se siente incomprendida.
Lo cierto es que Holly no es la madre biológica de Tatiana, que llegó hace exactamente trece años desde un orfanato ruso, y algo horrible se instaló entonces en la casa. Últimamente, los hermosísimos ojos negros de la chica no son los mismos que enamoraron a Holly, pero ¿qué los ha hecho cambiar? ¿Es la adolescencia su única amenaza? ¿Por qué, ese día de Navidad en el que la familia se ha despertado tarde y ha olvidado abrir los regalos que hay bajo el árbol, Holly tienen la sensación de que algo va mal?