La práctica de tatuar ha dado lugar a intercambios entre países, culturas y sociedades y se ha convertido en un fenómeno global en la presente creación artística.
La exposición reúne más de 240 obras históricas y contemporáneas, donde se incluye el trabajo de artistas del tatuaje procedentes de países como Japón, EE. UU., Francia, Suiza y Polinesia.