Este catálogo, realizado en colaboración con la National Portrait Gallery de Londres, reúne casi doscientas piezas que nos acercan de forma exhaustiva a la pasión de Picasso por el retrato.
La figura humana, y en concreto el retrato, fueron esenciales en la obra del artista, desde la época de formación hasta el final de su vida. La perspicacia para captar las peculiaridades y los rasgos de carácter de los personajes que representaba ?ya fuesen los miembros del entorno familiar, los amigos o las mujeres con las que se relacionó?, y la habilidad para reproducir expresiones faciales, posturas y gestos, se manifestaron precozmente en las caricaturas que dibujaba de niño.
De la mano de los claros y documentados textos de la comisaria Elizabeth Cowling, vamos descubriendo cuán importantes eran para Picasso sus modelos, cómo intentaba adaptar un determinado estilo a la comprensión de su personalidad y cómo se desvivía para plasmar una idea lo más completa posible de ellos.