De la Barcelona medieval a la postolímpica se abre un amplio abanico de visiones escritas que han dado un fuerte carácter literario a la capital catalana. Bernat Metge o Juan Boscán crearon a su sombra gótica. Miguel de Cervantes la escogió como el único escenario urbano de su inmortal Don Quijote. Jacint Verdaguer y Joan Maragall la poetizaron. Narcís Oller y Josep Maria de Sagarra centraron en ella sus grandes novelas, retratando el esplendor de su burguesía y la decadencia de la aristocracia. Para George Orwell y Simone Weil fue un inolvidable paisaje revolucionario, y para Mercè Rodoreda —o para Carmen Laforet— el espacio vital de unas figuras con vocación de arquetipo. El barón de Maldà y Josep Pla documentaron su vida cotidiana minuciosamente; Jean Genet y Pieyre de Mandiargues buscaron su lado oscuro; Salvat-Papasseit o Jaime Gil de Biedma la hicieron escenario de su lírica autobiográfica. En los últimos tiempos Barcelona ha sido una ciudad negra y criminal en el ciclo Carvalho de Vázquez Montalbán, al tiempo que Montserrat Roig, Eduardo Mendoza, Juan Marsé, Quim Monzó o Carlos Ruiz Zafón han seguido elevándola a la categoría de mito literario imperecedero.
A caballo entre el libro de viajes y el periodismo cultural, Paseos por la Barcelona literaria propone un recorrido literario y visual por los paisajes de estos escritores y de muchos otros y nos enfrenta, itinerario tras itinerario, a la duda de si es más real la ciudad vivida o la imaginada, y de si hubiera sido igual la primera de no haber existido la segunda.
