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Catálogo de la exposición "Miró y el objeto":
Organizada conjuntamente por la Fundación Bancaria "la Caixa" i la Fundación Joan Miró de Barcelona, y comisariada por William Jeffett, conservador jefe del Salvador Dalí Museum de Saint Petersburg (Florida), esta importante muestra podrá verse del 9 de febrero al 22 de mayo de 2016 en CaixaForum Madrid. El doctor Jeffett es autor de una tesis doctoral sobre la función del objeto en la obra escultórica de Joan Miró, así como de numerosas publicaciones en torno a este tema.
Esta exposición monográfica, la primera muestra dedicada al objeto en la producción de Joan Miró, analizará cómo el artista representa los objetos en sus cuadros y cómo incorpora gradualmente el objeto físico en la pintura mediante el uso del collage. En muchos aspectos, este proceso significó, a finales de la década de 1920, un desafío frontal a las artes plásticas, lo que él mismo definiría como el «asesinato de la pintura». En los años treinta, el elemento bidimensional del collage dio paso de forma progresiva a la utilización de acoplamientos tridimensionales de objetos, que se exhibían en el contexto ideológico del objeto surrealista. Se trataba, en cierto sentido, de collages en tres dimensiones, y durante aquel periodo Miró siguió trabajando el collage e introdujo materiales heterodoxos y antiartísticos, tanto en su obra plástica como en sus objetos. La pintura, aquí, se entendía como un objeto, igual que las imágenes pictóricas generadas por la aplicación de la lógica del collage. Sin duda, esta transformación se puede interpretar desde la óptica de una crisis de la pintura, y el objeto en sí mismo como una nueva orientación poética.
Después de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial, Miró mantuvo firme su compromiso con el objeto al explorar por primera vez las posibilidades de la cerámica y la realización de esculturas en hierro y bronce. También en este caso, el objeto adquiriría protagonismo y, en sus bronces de madurez, Miró vaciaría objetos encontrados en metal, transformando la «cosa inerte» en representaciones de figuras expresivas, que a menudo reproducían mujeres y pájaros. Esa vena poética fue esencial durante los últimos años del artista, como también lo fue lo que se ha denominado «el segundo asesinato de la pintura» o la «antipintura», cuya máxima expresión se encuentra en las obras rupturistas que el artista creó a finales de los años sesenta y la primera mitad de los setenta, muchas de ellas para ser expuestas en 1974 en el Grand Palais de París.