«En esta familia no hay jefes, somos una cooperativa». Lo dijo Mafalda cuando un vendedor llamó a su puerta preguntando si el jefe de la casa podía salir al rellano. Evidentemente, la niña entendió que en los tiempos que corren eso era una tontería. Si hay algo que haga aún más fuertes los vínculos entre padres ehijos, es la capacidad para repartir tareas, para deshacerse de los roles que la sociedad impone y encontrar el cariño en los defectis de sus componentes. Mafalda o sabe muy bien, y las viñetas de Quino lo demuestran: la única certeza sobre las familias es que todas son distintas y solo serán felices aquellas conscientes de que nunca serán perfectas.