No basta con perder la cabeza en el transcurso de un partido, con flaquear una vez, una sola, víctima de un calentón. No. Hay que demostrar constancia, regularidad y determinación en el gesto imprevisible, en el pronto irreprimible, en la entrada a la altura de la carótida. Hablamos de jugadores como George Best, Éric Cantona, Zinédine Zidane, Diego Maradona, Oliver Kahn, Hristo Stoichkov, Nicolas Anelka...
Prólogo de Luis Fernández