Tan inmensa y desbordante era la personalidad (y el físico) de Jack Burdette, que en un momento dado ya no tuvo cabida en Holt, el pueblo donde nació; tras una serie de eventos desafortunados, a raíz de casarse, abandonar a su esposa y huir con dinero que no era suyo, Jack salió por piernas del pueblo. Los vecinos de Holt ni olvidarán ni perdonarán las acciones de Jack, por lo que, a su regreso, casi diez años después, todos querrán cobrarse su parte. A través de una escritura trazada con bisturí, Kent Haruf disecciona los cimientos de toda una comunidad a la hora de ofrecer la redención y una segunda oportunidad a quien en su día vino a condenarla al deterioro.