"Ética sin atributos", según explica el propio autor en la introducción, es "un manifiesto moral que se propone definir la virtud como camino para discernir qué es bueno o mao, mejor o peor, y que lo hace depurando sus atributos hasta dejarla en la piel y los huesos". La actividad intelectual necesita distancia, la experiencia sensual reclama inmediatez y la relación emocional comporta dependencia: sólo sacrificando unas exigencias a otras podemos llegar a se auténticos, coherentes y consecuentes tal como exigen las éticas tradicionales.