El apocalipsis de la falta de conexión a internet, la espiral fatalista del retraso del metro cuando te espera una reunión importante, el terrir de enloquecer con los pájaros, la necesidad de llenar los silencios, la tragicomedia de una vieja dama coqueta con incontinencia, las tribulaciones para conseguir una crema depilatoria, el descubrimiento del subtecto de Pinter, la maldición por un polvo perdido o el rubor por excitarse en un sepeliop, son algunos de los cuentos breves que componen este libro de instantáeas sobre la vida barcelonesa, pero trasladables a cualquier otra ciudad europea. Tina Vallès mira y analiza el paisaje humano de la ciudad con la minuciosidad de una antropóloga y la precisión de una cirujana. El resultado son diecisiete relatos que, como fogonazos de ironía y lucidez, y no exentos de algunos toques de ternira nada azucarada, nos descubren las historias que bullen en las aceras, el asfalto, los parques, los supermercados o las escaleras automáticas del metro.