Los dioses encargaron a Prometeo y a su hermano que crearan unos seres parecidos a ellos, aunque mortales.
Y ambos, con barro, hicieron cientos de animales. Pero, un día, Prometeo modeló a los seres humanos, les infundió vida y les entregó el fuego.
Y eso era más de lo que los dioses estaban dispuestos a tolerar.