Con una trama ágil y un lenguaje llano a la vez que intimista, Cuando se vaya la niebla logra captar de inmediato la atención del lector, que se involucrará con la protagonista en su aventura existencial y junto a ella descubrirá que, hace tres siglos, esa ciudad serbia, fronteriza con Rumanía, llegó a llamarse “Nueva Barcelona” tras la llegada de un grupo de refugiados austracistas de la guerra de Sucesión.