Veinte años después de la caída del Muro de Berlín, en Hungría brotó un nuevo régimen que guarda sorprendentes semejanzas con el periclitado sistema comunista de partido único. La vuelta al poder de Viktor Orbán, convertido en adalid del populismo ultranacionalista, degradó las instituciones democráticas hasta el extremo de convertir una joven democracia en un régimen prácticamente autocrático. En esta crónica personal, Luis G. Prado, que comenzó a visitar Budapest hace más de dos décadas y que, enamorado de la capital húngara, se trasladó a vivir allí con su familia, se pregunta si ha llegado el momento de marcharse de Hungría. ¿Es la evolución política hacia el autoritarismo irreversible? ¿Encontrará este régimen su forma final? ¿Cómo hemos llegado a este punto nada menos que en un Estado miembro de la Unión Europea, que es un club de democracias?
