Una joya extraviada de la literatura húngara sobre el Holocausto que ha permanecido inédita durante décadas. Un testimonio inigualable de Auschwitz. József Debreczeni, un prolífico periodista y poeta en lengua húngara, llegó a Auschwitz en 1944 con treinta y nueve años; si hubiera sido seleccionado para ir «a la izquierda», su esperanza de vida habría sido de cuarenta y cinco minutos. «Afortunado», fue enviado «a la derecha», lo que supuso doce aterradores meses de esclavitud en una serie de campos de concentración, culminando en el Crematorio Frío —el supuesto campo-hospital de Dörnhau, donde los prisioneros demasiado débiles esperaban su ejecución. Debreczeni registró sus experiencias en estas memorias, una de las acusaciones más crueles y despiadadas contra el nazismo jamás escritas. Este escalofriante documento, redactado con el estilo conciso y desprovisto de sentimentalismo de un periodista consumado, es un testimonio de calidad literaria incomparable. Publicadas por primera vez en 1950 en húngaro, nunca se tradujeron debido al macartismo, las hostilidades de la Guerra Fría y el antisemitismo de la época. Ahora, más de setenta años después, esta obra maestra que estuvo a punto de perderse en el tiempo se publica en más de quince idiomas, ocupando finalmente su legítimo lugar entre las más grandes obras de la literatura del Holocausto.La crítica ha dicho:
«Un testimonio inmensamente poderoso y profundamente humano del horror de los campos. A través de vivaces descripciones de lo que vio y experimentó allí, Debreczeni sitúa al lector frente al infierno que fueel Holocausto; no como un hecho general que pertenece a la historia, sino como una realidad particular, concreta y devastadora».
Karl Ove Knausgård «Un testimonio inmensamente poderoso y profundamente humano del horror de los campos. A través de vivaces descripciones de lo que vio y experimentó allí, Debreczeni sitúa al lector frente al infierno que fueel Holocausto; no como un hecho general que pertenece a la historia, sino como una realidad particular, concreta y devastadora».
Karl Ove Knausgård