Sara Velasco narra en primera persona, con emoción y memoria precisa, su infancia y la de su hermana Ana en Ponferrada, cuando vivían junto a la primera Centra Termeléctrica inaugurada por Franco en 1949. Más tarde, en Madrid, seguirán tejiendo su estrecha unión compartiendo incluso un mismo nombre para ambas, Anisara, hasta la irrupción de un amago desenlace productor de las graves consecuencias del desarrollismo franquista.