El pequeño Antoine soñaba con ser piloto. Aprendió a volar durante el servicio militar, pero se dedicó a ser piloto de correos haciendo las peligrosas rutas entre Europa y Asia. En 1935 su avión se estrelló en el desierto del Sáhara. Sin comida ni agua, enfermó gravemente. Afortunadamente, un nómada beduino lo encontró al cabo de cuatro días y lo curó. Esta experiencia influyó mucho en sus futuros escritos. Durante la Segunda Guerra Mundial se trasladó a Estados Unidos, donde sirvió para liberar a Francia del nazismo. En este periodo escribió El Principito, una cautivadora historia de amor y pérdida considerada una de las obras más importantes de la literatura universal.
