Walt Whitman fue el poeta de la democracia, de la naturaleza, del deísmo, de la libertad, la sexualidad, la sensualidad y el vitalismo. Fue el poeta de un "yo" íntimo como también el poeta de un "yo" colectivo, un "yo" en el que queda reflejada toda multiplicidad. Sus célebres "Hojas de hierba" lo sitúan en la tradición de los más grandes bardos de todos los tiempos. A caballo entre la filosofía, la mística y la reflexión más personal en cada uno de los versos que las componen, Whitman canta al mundo que lo rodea a sabiendas de su inextricable pertenencia a él, abrazándolo y abrazándose en todo su ser. Inconmensurable lírico, también abundan a lo largo de su obra las crónicas y los apuntes de corte periodístico -como sus "Jornadas en América" y las "Perspectivas democráticas"-. en cuyas palabras no sabe esconderse, sin embargo, ese fluir cadencioso de una sensibilidad sin parangón.
Introducción de Edgardo Dobry.
