"Es la esperanza lo que lleva plumas y se posa en el alma,
cantando una tonada sin palabras que nunca tiene fin".
"Morí por la belleza" permite adentrarse en los anhelos que Emily Dickinson encerró en sus versos, textos sin adornos ni reglas que hablan de la mujer, de la enfermedad, de la muerte y de lo que nos espera después.