La presente edición trama un singular recorrido por esta ciudad de ciudades, de la que poco o nada queda que no sea símbolo o imagen. Frente a la proliferación de imágenes que hacen de la ciudad un espacio abstracto y acaso inimaginable, estos textos invocan la ciudad recordada, imaginada y sentida.
Las fotografías de Eddie Williams, que juegan a entreverarse con lo escrito, retratan, ante la inminencia de su desaparición, zonas invisibles que pueblan de un modo inhóspito el extrarradio de los viejos barrios neoyorquinos: almacenes, fábricas y edificios abandonados, puentes y muelles semiderruidos, son los restos mutilados de una época pasada, símbolos que hablan del poderío industrial y comercial de la ciudad de Nueva York, ruinas que señalan un tiempo final y que, tal y como acierta en formular Jordi Doce, «quedan atrás, curtidas a la intemperie, como la piel que abandona un animal antes de abordar su nueva metamorfosis».