James y Sadie Goodenough se han instalado justo donde su carreta ya no puede seguir: en medio de un pantano al noroeste de Ohio durante la década de 1830. Junto a sus hijos, trabajan sin descanso para domar su trozo de tierra. Compran algunos retoños a un vendedor local de árboles llamado John Appleseed para cultivar los cincuenta manzanos necesarios y reclamar la propiedad del terreno. pero el cuidado de manzanos siembre la semilla de una larga disputa. James adora las manzanas, pues le recuerdan la sencillez de su vida en Connecticut; mientras que Sadie prefiere la sidra, su refugio a la vida en el Salvaje Oeste.
Quince años más tarde, el hijo menor, Robert, vaga por California durante la fiebre del oro. En las arboledas de secuoyas encuentra un poco de consuelo mientras recolecta semillas para un naturalista que vende plantas del Nuevo Mundo a los jardineros ingleses. Pero cuando su pasado decida volver inesperadamente Robert no podrá seguir huyemso, ni siquiera en América.