La autora defiende un nuevo movimiento feminista que requiere una nueva comprensión de la feminidad. Si bien elogia la voluntad de emancipación del movimiento #MeToo advierte que, lejos de acabar con la misoginia estructural, no hace sino reforzarla.
Solo cuando las mujeres se comprendan a sí mismas se liberarán del papel de víctima, cuando se atrevan a vivir su autonomía lograrán empoderarse.
Y solo sobre esa base puede lograrse una relación sana entre géneros.