Poco antes de la publicación de "La mujer de tu prójimo", Gay Talese recibió una carta de un hombre de Colorado: "Desde que me enteré de su esperado estudio sobre el sexo de costa a costa en Estados Unidos siento que tengo información valiosa que podría contribuir al contenido de su futuro libro". El misterioso hombre hizo a Talese partícipe de su secreto sorprendente: había comprado un motel para dar rienda suelta a sus deseos de voyeur.
En los conductos de ventilación había basado su "plataforma de observación" a través de la que observaba a sus clientes. Talese viajó entonces a Colorado, donde conoció a Gerald Foos y comprobó con sus propios ojos la veracidad de la historia. Además, pudo leer algunos de sus muchos diarios: un registro secreto sobre los cambios producidos en las costumbres sociales y sexuales de su país. Pero Foos había sido también testigo de un asesinato, y no lo había delatado. Tenía, pues, muchos motivos para permanecer en el anonimato, y Talese pensó que esta historia nunca vería la luz. Hoy, treinta y seis años más tarde, Foos está listo para hacerla pública y Talese puede darla a conocer.
